Ficha técnica: Título original: “Il Vangelo secondo Matteo”. Producción: Alfredo Bini
para Arco Film (Roma- Italia). Dirección: Pier Paolo Pasolini. Guión: Pier
Paolo Pasolini. Fotografía: Tonino delli Colli, en blanco y negro. Escenografía:
Luigi Scaccianoce. Vestuario: Danilo Donati. Música: Luis Enrique Bacalov y
Carlo Rustichelli. Montaje: Nino Baragli. Duración: 137 minutos. Intérpretes:
Enrique Irazoqui (Cristo), Margherita Caruso (María 1), Susanna Pasolini (María
2), Marcello Morante (José), Mario Socrate (Juan Bautista).
Argumento: Es la narración más veces
declarada en el arte occidental, el Evangelio de Jesús, en
este caso según la versión de Mateo. Relata la vida de Jesús desde el momento
de su concepción, pasando por el período de predicación en Galilea, hasta
culminar en los acontecimientos de su pasión, muerte y resurrección en
Jerusalén.
Ambientación: Siendo Pasolini un ateo confeso, no pudo evitar
desde el principio, desde su condición de artista, la atracción por un personaje
histórico tan emocionante como Jesús. La lectura del Evangelio, una noche de
octubre de 1962 en el monasterio franciscano de Asís mientras esperaba la
llegada de Juan XXIII, lo marcó profundamente. De este modo, su primera
aproximación al género religioso la tiene en el rodaje del episodio cómico La
ricotta (1963); y más tarde recogerá en Sopralluoghi in Palestina
(1964) un material fílmico que usará en la preparación de Il Vangelo secondo
Matteo (1964). Es su tercera película, rodada a los 42 años y en una época
en la que la Iglesia vive el Concilio Vaticano II y especialmente en Italia se
dan algunas experiencias que intentan aproximar el mensaje cristiano a la
ideología comunista. Todavía no es el Pasolini de su “trilogía de la vida”, pero
ya en su producción literaria manifiesta su predilección por la poesía y el
interés por las relaciones entre ideología, religión y lenguaje
cinematográfico. Se le acusó de intrusismo al tratar el fenómeno religioso
desde una experiencia vital muy alejada de la moral cristiana. Sin embargo,
tampoco retrata al agitador social que hubiera contado con el beneplácito de
los marxistas oficiales y prefiere mostrar un Jesús que no se sabe Jesucristo,
que no podía ser muy distinto por fuera de los demás y que es un idealista. Es
por eso que, en la recreación “neorrealista” del ambiente, prefiere la
semejanza con lo existente a la reconstrucción de la época para que el
espectáculo no solape el evangelio y para ello rueda en los paisajes del Sur de
Italia, busca actores no profesionales y su propia madre representa a la Virgen
María en su madurez. Asimismo, se aleja de los estereotipos fijados en la
filmografía de Hollywood y busca sus raíces culturales en la pintura de Piero
della Francesca (para sus vestuarios) y la música (desde Bach -especialmente su
Pasión- hasta la Missa Luba). Precisamente tuvo tres candidaturas al Oscar (por
la escenografía, el vestuario y la música) y recibió el Premio Especial del
Jurado en Venecia (1964).
Valoración: Nunca
una historia ha sido contada tantas veces y de tan diversa manera; incluso hoy
asistimos a nuevos estrenos que intentan sorprender por su cercanía al Jesús
histórico. Sin embargo, el Evangelio según Pasolini -podríamos llamarlo así-
nos acerca una historia antigua que resulta nueva en ciertos aspectos. Parte de
una reflexión fundamental, a saber, que la historia de Cristo es fruto de dos
mil años de interpretación cristiana. Entre la realidad histórica y la visión
cristiana cabe la nostalgia de lo mítico, lo épico y lo sagrado; por eso no
elude la representación fílmica de los milagros. De ahí el carácter complejo de
la evocación, el recurso a la fotografía en blanco y negro, la amalgama de
referencias culturales, la transposición... La elección del texto de Mateo es
intencionada: es el pecador que se convierte en apóstol, su versión es la más
antigua (escrita a los treinta años de la muerte de Jesús), va dirigida a los
judeocristianos de Palestina (la más próxima a la mentalidad de la época) y la
única en arameo (la lengua de Jesús). Es el Evangelio más literario ya que
presupone en los lectores el conocimiento de los escritos del Antiguo
Testamento (demuestra estar muy familiarizado con los usos y costumbres de los
judíos así como con los lugares bíblicos y con los sagrados escritos) y en él
aparecen reunidos todos los discursos de Jesús. Si a veces los diálogos están ausentes en
algunas escenas (los rostros hablan por sí solos), en otro momento se
desencadenan los incesantes monólogos de Jesús. Esta brusquedad narrativa de la
película (contada a saltos) y la alternancia de silencio y música (cambiando el
tono y el ritmo) sacuden al espectador de su conformismo sin necesidad de
recurrir a los aspectos más crudos de la pasión y muerte de Jesús. Siendo
Pasolini un creador tan profundamente anticlerical, se siente conmovido por la
“Buena Noticia” de este Jesús que no es más que un hombre en coloquio con la
divinidad que asume su destino. Su película “es al cine sobre Cristo lo que es
a la arquitectura una modesta iglesia románica a la catedral de San Pedro”.