El cine ha generado un turismo que visita las localizaciones de los rodajes
buscando revivir las escenas de nuestras películas preferidas ¿quién no ha
deseado alguna vez pasearse en Vespa por Roma como Audrey Hepburn o bañarse en
la Fontana de Trevi como en La Dolce Vita? El cine aporta un valor añadido a lugares
que, de por sí, ya tenían antes ese encanto necesario en la pantalla… Es un
hecho innegable del que podríamos buscar numerosos ejemplos, no
necesariamente de un monumento o un edificio concreto, sino de una calle, una
plaza, un jardín, en definitiva un paisaje; pensemos en cuántas películas
aparecen la Torre Eiffel de París, la Plaza de España de Sevilla, Central Park
de Nueva York, la Toscana… Cuando los visitamos por primera vez nos viene un
sentimiento de familiariedad a pesar de no haber estado nunca antes allí; y si
ya los conocíamos, el encuentro resulta más emotivo cuando empezamos a fijarnos
en detalles que nos habían pasado inadvertidos, buscamos las perspectivas
cinematográficas, comprobamos qué había real e inventado… No nos basta con
estar allí sino con vivirlo como si estuvierámos en la película. Y es que en
ese momento le ponemos vida (rostros, historias) a lugares que, a lo mejor, de
no ser por eso no nos dirían más que otro. Esto lo saben bien los
touroperadores y por eso se ofrecen rutas en Túnez a La Guerra de las Galaxias,
en Petra al templo del grial de Indiana Jones…
En este comienzo de vacaciones os propongo la siguiente selección de cine
para ver y viajar.
TURISMO CULTURAL: FLORENCIA (ITALIA)
Una habitación con vistas (James Ivory, 1986)
Una habitación con vistas (James Ivory, 1986)
Mi pasión por Italia me obliga a comenzar por Florencia y regresar a esta
maravillosa ciudad buscando Una
habitación con vistas desde la que disfrutar de sus plazas, museos,
monumentos, paisajes, de una manera romántica y muy muy artística.
TURISMO RURAL: LOMBARDÍA (ITALIA)
El árbol de los zuecos (Ermanno Olmi, 1978)
Si nos adentramos en la Lombardía, podremos rescatar una época cuya vida
giraba en torno al campo: cuando existían palabras de cosas que ya no se usan,
oficios y habilidades que se han perdido, rostros que ya no se encuentran… que
podrían haber sido de nuestros abuelos… Podría haberme quedado en Una casa en la Toscana pero he preferido
buscar El árbol de los Zuecos.
TURISMO DE SOL Y PLAYA: EL LIDO. VENECIA (ITALIA)
Muerte en Venecia (Luchino Visconti, 1971)
Para variar, podría haberme decantado por alguna playa paradisíaca pero he
preferido un ambiente algo más selecto y decadente de la mano de Visconti. En
estas fechas las clásicas playas de Torremolinos están saturadas y después de
todo el año trabajando da pereza ir de Robinson…
TURISMO DE AVENTURAS: BRASIL, ARGENTINA, PARAGUAY
La Misión (Roland Joffé, 1986)
Y luego el mejor de los contrastes, no se puede pedir más: escalar las
cataratas de Iguazú, bajar en piragua por el río Paraná, adentrarse en el
Amazonas, descubrir una misión jesuítica con edificios coloniales… Podríamos
haber ido a África con Robert Redford y Meryl Streep pero hubiéramos sido
multitud, Sean Connery ya tenía bastante con cuidar de él mismo en El hombre que pudo reinar y el mundo no
está como para darle la vuelta en 80 días con tantas catástrofes naturales,
conflictos bélicos, crisis económicas y demás dificultades…
TURISMO CULINARIO: GRECIA, TURQUÍA
Un toque de canela (Tassos Boulmetis, 2003)
Así que para cerrar las vacaciones con el mejor sabor de boca, una vuelta a
casa con una pequeña ruta gastronómica. Como Ferrero Rocher nos ha enseñado que
en verano no se pueden hacer bombones, dejaremos Chocolat para el invierno y nos iremos al Mediterráneo a disfrutar
de las especias de Un toque de canela.
En nuestra propuesta, los personajes no siempre están de vacaciones… Así que imaginemos que sean nuestros anfitriones a unos paisajes y modos de vida que nos hagan sentir allí… ¿A dónde viajaríais vosotros?, ¿qué películas propondríais como guía de viaje?