jueves, 16 de mayo de 2013

La aportación expresionista de Hans Poelzig

El expresionismo es una de las llamadas “vanguardias históricas” que se desarrolla en Europa a comienzos del siglo XX. Surge en Alemania como una corriente pictórica que se cuestiona la función representativa del arte y busca nuevas formas de expresión, mostrando una realidad transformada por las emociones del sujeto. Este planteamiento se traslada inmediatamente a otras manifestaciones artísticas como la arquitectura y el cine, donde se producirá inevitablemente una síntesis en la escenografía, fotografía, montaje… Nos interesa destacar El Golem de Paul Wegener (1920) por la aportación del arquitecto Hans Poelzig (1869-1936), en plena madurez de su carrera.

Este arquitecto berlinés había conocido al creador austríaco Max Reinhardt (1873-1943) con motivo del Centenario de Breslavia en 1913, donde el primero ejercía como Director de la Real Escuela de Arte y Oficios Artísticos y el segundo había acudido para dirigir las celebraciones. Por entonces Poelzig era una figura reconocida a nivel social, académico y profesional y Reinhardt había revolucionado el teatro moderno con el nuevo concepto de representación de cámara (Kammerspiele); consistente en representaciones teatrales para un número reducido de espectadores, confiando la capacidad de expresión al rostro de los actores y la originalidad de los decorados.

En 1919 se plasma la colaboración profesional entre ambos personajes cuando Reinhardt confía a Poelzig el encargo de transformar el interior de un antiguo mercado en Berlín en un Gran Teatro (Grosses Schauspielhaus) concebido para acercar el teatro a la clase trabajadora; ese mismo año el arquitecto Hermann Warm había llevado la dirección artística  (junto a los pintores Walter Reimann y Walter Röhrig) del mítico El gabinete del doctor Caligari y el arquitecto Bruno Taut había publicado el boceto de una obra teatral denominada El constructor del mundo. Para un arquitecto como Poelzig acostumbrado a construir grandes y complejos edificios (fábricas, presas, mercados, depósitos, almacenes o salas de exposiciones), este proyecto le permite conocer el funcionamiento interno de un teatro y los recursos escenográficos; será su gran obra, destruida no por la guerra sino por la incuria en 1988... Pero sobre todo, entra en contacto con intelectuales y artistas del círculo de Reinhardt, como el propio Paul Wegener (1974-1948) quien se había incorporado como actor a la compañía en 1905. Cuando éste le propone la dirección artística de su tercera película sobre el Golem (o cómo vino al mundo), Poelzig trabaja en este proyecto junto a la escultora Marlene Moeschke.

A partir de entonces, Poelzig estará vinculado al mundo del teatro y el cine diseñando:
- Escenografías para teatro: Rey Lear en el Gran Teatro de Reinhardt en Berlín (1923)
- Escenografías para ópera: Don Giovanni de Mozart en la Ópera Estatal Unter den Linden (1923)
- Escenografías para cine: Budas Vivientes (1925) y La Crónica de Grieshuus (1925)
- Teatros: Salzburgo (1920)
- Salas de cine: Capitolio am Zoo en Berlín (1924-26), Babylon en la Rosa-Luxemburgo-Platz en Berlín (1927-29) y Deli en Breslavia (1926-27).

    


La película está basada en la novela del mismo nombre de Gustav Meyrink (1915), quien recrea la leyenda judía de una figura de barro que cobra vida de manos del rabino Loew para evitar la expulsión de los judíos del gueto de Praga en el siglo XVI. El tratamiento de la película es completamente expresionista en el diseño de los decorados, la iluminación y el montaje de las escenas:


No se rueda completamente en interiores sino que Poelzig proyecta en los estudios de la UFA en Berlín una ciudad con 54 edificios construidos con madera, paja, alambre y yeso. La muralla y la puerta del gueto poseen unas dimensiones colosales acordes con la escala del lugar; en cambio los interiores serán pequeños espacios domésticos conseguidos por medio de decorados. 

El autor huye de recreaciones historicistas y, en su lugar, se plantea una arquitectura entre atemporal y vernácula; que tiene más de mágica que de real ya que la inclinación de las paredes y cubiertas no se interpreta como desplomes o remados sino como volúmenes congelados en su movimiento. 

Las escenas interiores se suceden en seis espacios construidos con los mínimos recursos para dar la sensación de tridimensionalidad: no se trata de decorados al uso pintados con efectos de perspectiva ni de estancias completas. La posición fija de la cámara y el enfoque frontal no nos permiten recorrer el espacio pero las formas sinuosas y la iluminación en penumbra nos permite reconstruir con la imaginación el resto que no percibimos. Son espacios multifuncionales, donde se cruzan y superponen usos y circulaciones.

Sea por ejemplo la estancia de Myriam -definida por una especie de dosel de estalactitas a juego con el sillón- o la biblioteca del rabino –donde un único elemento envolvente hace de pared, tabique divisorio y techo.

Este concepto de diseño se aplica también a la escala de los elementos muebles que (como la escalera o el trono) se configuran con formas orgánicas (oreja y cornamentas); de especial interés la pieza de escalera que vertebra un espacio heterogéneo y se convierte en símbolo del conocimiento y la palabra que da vida. La plasticidad del espacio se enfatiza con la fotografía en blanco y negro.

El uso efectista del contraluz permite construir con pocos recursos un sugerente perfil urbano de la muralla; que inspira la escena inicial del Otelo (1952) de Welles y final de El séptimo sello (1954) de Bergman. Mucho más original resulta este recurso cuando se emplea combinado con el fundido en blanco para dar la sensación de aparición y estilizar dos líneas de figuras que representan la diáspora del pueblo judío.

La versatilidad en los fundidos permite cambiar la composición del formato de horizontal a vertical, pasar de una escena a otra, encuadrar un retrato en un círculo e incluso sugerir la presencia del golem con un fundido siguiendo el característico perfil de su rostro…

Absolutamente magistral cuando desde la arquitectura se controla en el cine de lo general al detalle, de lo estático al movimiento, de la tradición a la vanguardia.... 

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