En el año 2005, el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico dedicó el
Boletín PH56 a abordar la relación entre cine y patrimonio. El coordinador de
la monografía, Francisco Javier Rodríguez Barberán, proponía un debate bajo el
título Cinema patrimonio. El legado fílmico como vehículo de transmisión cultural. Hasta la fecha se trata de una de las publicaciones más completas y de referencia sobre el tema.
La
cuestión se aborda desde dos perspectivas, una intrínseca que reflexiona sobre
el cine como un patrimonio en sí y otra extrínseca que estudia la visión que el
cine ofrece del patrimonio. Respecto a la primera, se pone de manifiesto la
problemática de conservación del patrimonio cinematográfico, entendido desde la copia
cinematográfica (por la fragilidad de su soporte y la complejidad de los
depósitos legales) a la sala de proyecciones (como tipología que responde no
sólo a la función del uso sino a los requerimientos tecnológicos de una época). Respecto a la segunda,
el cine no sólo muestra los elementos patrimoniales de carácter material (reales,
distorsionados o imaginarios) sino que puede llegar a convertirse en un testimonio
de las identidades culturales y la diversidad de los pueblos. Estos fenómenos
se explican cuando se analiza el cambio conceptual operado desde una primera
aproximación al cine como industria, más tarde como arte hasta comprenderlo también como documento.
Se incluyen reflexiones muy interesantes, cuidando la presencia de los diversos sectores de la cultura (arquitectos, historiadores, restauradores, gestores culturales, críticos de cine, antropólogos, documentalistas) e instituciones implicadas (Filmoteca de Andalucía, Cineteca de Bolonia, Centro Pompidou de París).
Por último, merece la pena destacar la valiosa información proporcionada: filmotecas europeas, museos de cine, exposiciones temporales, grupos de investigación en las universidades españolas, bibliografía especializada y el documento de recomendación relativa al patrimonio cinematográfico que suscribieron el Parlamento Europeo y el Consejo de la Unión Europea ese mismo año.
Por último, merece la pena destacar la valiosa información proporcionada: filmotecas europeas, museos de cine, exposiciones temporales, grupos de investigación en las universidades españolas, bibliografía especializada y el documento de recomendación relativa al patrimonio cinematográfico que suscribieron el Parlamento Europeo y el Consejo de la Unión Europea ese mismo año.
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